TEXTOS

GEOMETRICAE (Geometric Abstract Art Magazine)
LA ESPACIALIDAD CAPITAL DE MIGUEL HERNÁNDEZ SÁEZ

Las obras que Miguel Hernández Sáez (Venta del Moro, Valencia, 1967) ha ofrecido recientemente en la exposición Capital forman parte de una serie homónima en la que el autor ha llevado a cabo una investigación pictórica con una marcada visión espacial. Hernández consigue con la sobrexposición de bandas de colores en una vista de tipo axonométrica una increíble profundidad espacial y al mismo tiempo un dinamismo de los elementos compositivos que parecen configurar un fotograma fijo extraído de una animación automática de generación aleatoria típico del universo de la Computer graphics. El lenguaje plástico de estas obras tiene algo de aquellas video-creaciones automáticas, generadas por ordenador allí por los años noventa, que eran proyectadas en las pantallas de las discotecas especializadas en música electrónica house y techno. Sería un experimento interesante acompañar la visión de estás obras con la escucha de aquella música, ganarían una dimensión sensorial que potenciaría su dinamismo compositivo. Pero no piensen en estar llevando a cabo un ejercicio nostálgico, el autor no pretende evocar aquella época, por lo menos de manera consciente. La suya es una investigación sobre los límites del precisionismo pictórico que pone al servicio de un constructo visual que sobrepasa los límites espaciales del plano para atrapar al espectador en una visión psicodélico-interactiva.
Es evidente que en esta serie Hernández manifiesta, a través de una manualidad de tipo mecánico, la voluntad de desaparecer como autor, de pasar a un segundo plano como creador para poner en el centro al espectador. Éste, embebido por las enrevesadas geometrías espaciales, llega a sentirse parte del proceso creativo, llega a sentirlas y a moverse a su antojo por ellas. Estas creaciones son como pequeños mundos artificiales donde moverse libremente en las tres dimensiones, atrapados en unas estructuras que, a pesar de parecer rígidas e infranqueables, son extremamente fluidas y permeables, como etéreas.
El recurso constructivo común a casi todas las obras de la serie 
Capital es la vista axonométrica en la que se representan virtualmente ángulos de noventa grados, una ortogonalidad espacial que estructura la composición y la dota de cierta fisicidad de la que muchas otras obras de la abstracción geométrica carecen.
Hernández manifiesta que construye esta serie a partir de ángulos, que aunque parezcan agudos u obtusos por su presentación axonométrica, son en realidad y en su mayoría ángulos rectos. En 1955 el arquitecto franco-suizo Charles-Édouard Jeanneret, Le Corbusier, publicó el libro “El Poema del Ángulo Recto”, que expresa su pensamiento en torno a la creación artística, arquitectónica y a la importancia de la geometría y de su papel en los procesos creativos. El ángulo recto surge en el pensamiento corbusierano como metáfora formal de una geometría inherente al espíritu del hombre. La perfección de éste reside en ser resultado geométrico del encuentro de dos leyes fundamentales: la ley de la gravedad y la línea del horizonte.
En la serie Capital de Hernández el ángulo recto parece responder más bien a la aleatoria capacidad de las maquinas de multiplicar, a través de la informática, unas estructuras geométricas en el espacio, prácticamente imposible con medios manuales y por tanto un alegato a la superioridad de la creación artificial de las computadoras sobre las posibilidades limitadas de la manualidad humana. No olvidemos que, a pesar de ser obras tan perfectas y mecánicas como si de infografías se tratara, en realidad, y aquí está su poder, son pinturas totalmente analógicas de pincel y caballete.
La serie Capital explora, en la línea de las 
figuras imposibles de Yturralde, la relación visual entre el espectador y la representación pictórica. En el caso de Yturralde la obra persigue la participación activa del espectador que debe reconstruir mentalmente un objeto que, a primera impresión parece normal pero que, tras el análisis se demuestra imposible. En el caso de Capital su aparente e manifiesta imposibilidad esconde en realidad un mundo de posibilidades espaciales solo limitadas por la imaginación del espectador. En el primer caso el espectador es confundido, engañado y por tanto alertado sobre el peligro de la percepción sensorial y los preconceptos visuales. En el caso de Hernández el espectador es sutilmente invitado a entrar, a dejarse llevar, a no quedarse en la superficie, a profundizar más bien a través de la libertad emocional que a través del repertorio icónico visual. Una invitación a la frescura neuronal natural de los niños que algunos artistas aun conservan.
Valencia, Noviembre 2019. 
Gianfranco Spada



Enlace a donde fue publicado 






Fragmento extraído del texto "veinte años no es nada..."
escrito por Osvaldo Puente con motivo de la exposición colectiva en Studio Vintage celebrando su XX aniversario.

Es con la obra de Miguel Hernández Sáez que podemos percibir el entramado geométrico, despojado aquí de envoltorio que nos permite intrincarnos entre los espacios delineados o sugeridos. Una matriz que transforma la alternancia entre la repetición y el guiño en una herramienta para indagar el vacío intermedio.
Osvaldo Puente

Valencia, Noviembre 2022. 






Texto publicado con motivo de la exposición "Eco" en la Galería Canavese del Sporting Club de Russafa (Valencia) 

Eco:

Fenómeno acústico en que se produce la repetición de un sonido al chocar las ondas sonoras contra un obstáculo y reflejarse.

Eco nace como idea de transponer este concepto sonoro a lo visual y al proceso creativo. Trasladar el efecto acústico a la creación artística y posterior observación de la obra por el espectador. Pretender aunar proceso, obra y observación del espectador. Convertir el eco sonoro en un eco óptico, donde el autor es el emisor, el lienzo pintado el objeto que produce el rebote óptico y el espectador el receptor del eco. Hacer “sonar” la pintura. Una llamada de atención.

Para ello, parto de la geometría como principal soporte de mi trabajo. Una investigación que basa su estudio en la repetición de un solo elemento geométrico básico agrupado en organizaciones rítmicas (como si se una reiteración sonora se tratase) y la utilización de un único color con fondo negro. Una impuesta limitación donde no me permito la entrada de otro elemento ni color. Si en mis anteriores series existía autocensura en cuanto al uso del color y elemento geométrico utilizado, en esta “ECO” se acrecienta, suprimiendo los matices cromáticos y simplificando la figura geométrica a repetir, sintetizando al máximo, “economizando”, pero manteniendo el mismo interés por la luz, el color y la percepción visual, aunque con menos elementos con los que jugar.

Previamente a su ejecución física cada obra es resuelta en su totalidad utilizando programas informáticos. La pieza final es fiel reflejo del boceto, su eco, nada está improvisado, todo está medido de antemano, la obra está creada digitalmente en concepto y forma, podría ser impresa o reproducida por cualquier medio y cumpliría su misión. Pero no, opto por hacerla pintura mediante una laboriosa y meticulosa elaboración, donde adquiere un mayor potencial para su posterior exhibición y poder así emitir con más fuerza su propio ECO.

Miguel Hernández Sáez

9 de Junio del 2023



Texto publicado en Proyecto Patrimonium Investigación, divulgación y puesta en valor del patrimonio artístico y cultural Universidad de Murcia. 

Hace más de una década, en Febrero del 2014, tras el accésit concedido a Miguel Hernández Sáez en el XIV Premio de Pintura Universidad de Murcia, la sala ES/UM del Paraninfo de la Universidad acogía su exposición individual “O+O (Oriente en Occidente)”. Desde entonces su obra “Arabesque”, un acrílico sobre tela de 195 x 130 cm creado en 2011 y perteneciente a esta serie, entró a formar parte del Patrimonio Cultural de esta Universidad.

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Oriente en Occidente supondría el punto de partida de lo que hoy (visto con el paso del tiempo) consideraría una trilogía. A “Oriente en Occidente” le siguieron las serie “Capital” y posteriormente “Eco”.

En cada una de estas series, la geometría se convierte en el hilo conductor de una investigación mediante la repetición de un patrón geométrico. En “Oriente en Occidente” este patrón estaba formado por dos ángulos adyacentes, en “Capital” ya lo hacía un solo ángulo y en “Eco” un simple segmento. Esta metodología da vida a estructuras complejas que evocan la arquitectura y la geometría, en un esfuerzo por fusionar conceptos de espacio, luz y color con el significado intrínseco de cada título.

La distinción principal entre las series radica en su concepto subyacente, que, junto con un ejercicio progresivo de síntesis y restricción, marca la evolución de la obra. Con el tiempo, esta evolución se manifiesta en una simplificación tanto de forma como de paleta, culminando en piezas de un austero blanco y negro, lo que sugiere una concentración en la interacción entre luz y sombra, forma y espacio. Sin embargo, a pesar de estas restricciones autoimpuestas, el interés por la percepción visual y la personal interpretación del espectador permanece constante, invitando a un diálogo en el que lo ilusorio, lo mental y lo tangible coexistan en un mismo espacio.

 

Miguel Hernández Sáez

Octubre 2024. 



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